¿Qué es la oración y por qué debemos orar?
Verso Clave: Si se humillare mi pueblo, sobre los cuales mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. (2 Crónicas 7:14)
¿Qué es la Oración?
La oración es muy singular. Es simplemente la eficacia de la comunicación del hombre con Dios. Desde el punto de vista de la responsabilidad humana, juega un papel muy importante en el plan de redención de Dios para el hombre. Además de esto, la oración es la fuente de la visión, poder divino, creatividad, experiencia, etc. Tenemos que dar a este ministerio prioridad excepcional como Jesús, nuestro Señor y Salvador lo hizo. Uno nunca puede superar su necesidad de la oración más que su necesidad de aire, comida y agua: que son muy esenciales para la vida en la tierra. Así es la oración, que nos conecta con nuestro Creador en el cielo que al final es el proveedor de todas las cosas. Tenemos necesidades físicas y espirituales. Ya que sin Él no podemos hacer nada. Por lo tanto La oración es comunión, es el deseo de entrar en una relación consciente con Dios. ¿A quién tengo yo en los cielos? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen: Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre. (Salmo 73: 25-26) Y dije: Ruégote, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande, y terrible, que guarda el pacto y la misericordia á los que le aman y guardan sus mandamientos; Esté ahora atento tu oído, y tus ojos abiertos, para oír la oración de tu siervo, que yo hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos contra ti cometido; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado. (Nehemías 1: 5-6) Al leer estos versos, te darás cuenta de la confianza que David tuvo en su relación con Dios: él dijo, ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Este tipo de relación es personal. También notamos a Nehemías pidiendo a Dios atención a su oración. Mientras tratamos de estar en comunión con Dios, debemos creer que Él es Dios, y que es galardonador de los que le buscan. Él no es tangible para nosotros, ni podemos verlo pero creemos que está cerca para oír, entregar y protegernos. Se nos anima a acercarnos a Él como los hombres de fe (Isaías, Gedeón, etc.) que así lo hicieron. HE aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni hase agravado su oído para oír: (Isaías 59: 1) Entonces Josué habló á Jehová el día que Jehová entregó al Amorrheo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los Israelitas: Sol, detente en Gabaón; Y tú, Luna, en el valle de Ajalón. Y el sol se detuvo y la luna se paró, Hasta tanto que la gente se hubo vengado de sus enemigos. ¿No está aquesto escrito en el libro de Jasher? Y el sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró á ponerse casi un día entero. Y nunca fue tal día antes ni después de aquél, habiendo atendido Jehová á la voz de un hombre: porque Jehová peleaba por Israel. (Josué 10: 12-14) El sol se detuvo y la luna se paró, hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos. No hubo día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre; porque Jehová peleaba por Israel. La oración es acción de gracias: Nuestra gratitud es a Dios por su gracia, misericordia y la bondad amorosa. David lo dijo en los Salmos. Reconoced que Jehová él es Dios: El nos hizo, y no nosotros á nosotros mismos. Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado. Entrad por sus puertas con reconocimiento, Por sus atrios con alabanza: Alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno: para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones. (Salmos 100: 3-5) La oración es la Confesión: Como hombre pecador reconoce su culpa, cae de rodillas y ruega por el favor de Dios. Mas el publicano estando lejos no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que hería su pecho, diciendo: Dios, sé propició á mí pecador. (Lucas 18:13) La oración es Sumisión: Es abandonar los propios deseos y entregar su voluntad a la voluntad de Dios. Esta es la oración en el más alto nivel. Jesús como nuestro ejemplo perfecto, en su agonía oraba, entregando todo a Dios, que tenía el poder para librarlo de la muerte. Y yéndose un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando, y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí este vaso; empero no como yo quiero, sino como tú. (Mateo 26:39) Y él se apartó de ellos como un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, Diciendo: Padre, si quieres, pasa este vaso de mí; empero no se haga mi voluntad, sino la tuya. (Lucas 22: 41-42) ¿Por qué debemos orar? Yo comparo la oración a una llave - como la llave es a la puerta, así es la oración. La llave se utiliza para abrir la puerta para que podamos entrar. Una vez dentro, estamos al abrigo del calor del día, los inviernos, nieve o tormentas. La oración es la llave que abre las puertas del cielo. Siempre que se cumplan ciertas condiciones, ahora podemos tener una pequeña charla con Jesús, dile a él todo acerca de nuestro dolor. Podemos adorar y alabar a Dios por el maravilloso don de su Hijo unigénito, Jesús el Cristo, quien realmente pagó el rescate por nuestros pecados. No tenemos otra salida, y si descuidamos la oración, nos encontraremos en una condición de encierro. Oramos porque Jesús nos animo a orar. Lo hizo él mismo, en tiempos buenos y tiempos de dolor. Para el alma que busca a Dios, hay muchos motivos en las Escrituras por los que debemos orar. Nuestro Señor y Salvador, Jesucristo, enseñó a sus discípulos cómo debían acercarse a su Padre en el Cielo. Vosotros pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos á nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal: porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. (Mateo 6: 9-13) Al examinar esta oración, te darás cuenta de que Dios mantiene todas las cosas en sus manos. Por estas razones, oramos por nuestro pan de cada día, el perdón de los pecados, instrucción, y salvación porque el reino es suyo, el poder y la gloria, la cual buscamos. Como las almas que buscan hallan a Dios, dejemos estas palabras de nuestro maestro para nuestro ánimo. Velad y orad, para que no entréis en tentación: el espíritu á la verdad está presto, mas la carne enferma. (Mateo 26:41) Estamos viviendo en un mundo precario, rodeado de amplias y terroríficas fuerzas. Pablo dijo bien. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires. (Efesios 6:12) Sed templados, y velad; porque vuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando á quien devore: (1 Pedro 5: 8) AMONESTO pues, ante todas cosas, que se hagan rogativas, oraciones, peticiones, hacimientos de gracias, por todos los hombres; Por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador; El cual quiere que todos los hombres sean salvos, y que vengan al conocimiento de la verdad. (1 Timoteo 2: 1-4) Por tanto, recordemos que la oración cambia las cosas. Es la llave.