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¿Cómo llevar una vida cristiana?

Verso Clave: “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto” (Colosenses 3:12-14).

Las enseñanzas de Cristo

La palabra “Cristiano” significa seguidor de Cristo. Por tanto para llevar una vida cristiana, debemos seguir los ejemplos y enseñanzas de Cristo.

¿Qué enseñó Cristo concerniente a cómo tratar a nuestro prójimo?

“Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5:38-44).

“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:37-39).

Debemos amar a todos quien quiera que ellos sean, nuestros más cercanos amigos o a nuestros enemigos. Vamos a seguir la regla de oro: “Has a los otros como quieres que ellos hagan contigo”. Jesús ilustró esta “regla” en la parábola del buen samaritano.

“Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo” (Lucas 10:30-37).

Por el propio consejo de Jesús debemos seguir el ejemplo del Samaritano. Tenemos que ayudar a nuestro prójimo cuando esté en problemas.

Frutos del espíritu

Pablo habló a los Gálatas de cómo vivir una vida cristiana. El dice que los atributos de una vida cristiana son “Frutos del Espíritu”.

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gálatas 5:22-23).

Vamos a examinar cada uno de estos atributos con detalle.

Amor

Amor es preocuparse por los demás. El amor por nuestros hermanos es requerido para ser un hijo de Dios.

“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:34-35).

La adherencia a este fruto del Espíritu exige que verdaderamente cuidemos el bienestar emocional, físico y espiritual de nuestros hermanos. Cuando amamos a nuestro prójimo, construimos un fuerte entorno cristiano.

Gozo

Gozo es felicidad y una perspectiva positiva de la vida. Debemos ser alegres en nuestra adoración a Dios.

“Alaben su nombre con danza; con pandero y arpa a él canten. Porque Jehová tiene contentamiento en su pueblo; Hermoseará a los humildes con la salvación. Regocíjense los santos por su gloria, Y canten aun sobre sus camas” (Salmo 149:3-5).

El gozo es contagioso. Intenta este experimento: Sonríe a alguien y mira su reacción. Ellos te regresaran la sonrisa. Cuándo somos verdaderamente felices en el Señor, otros se preguntaran ¿Qué es tan bueno en nuestras vidas? Ellos querrán ser parte de lo que nosotros somos.

Paz

La paz puede ser descrita mejor como lo opuesto de guerra, disputa, riña. Paz es tranquilidad en el espíritu frente a la tensión y adversidad. Debemos buscar la paz.

“Apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala” (1 Pedro 3:11).

En nuestras vidas contender trae disensión, discutir causa riñas, solo siguiendo el sendero de la paz seremos capaces de romper el sendero de este mal. Resignación La resignación, o la paciencia, no es juzgar rápido o precipitadamente.

“Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía” (Santiago 5:7).

Debemos demostrar paciencia en nuestras vidas. Cuando estemos frente a problemas o agravios, necesitamos respirar hondo y contar hasta diez. Una vez calmados seremos capaces de dirigir el asunto de una manera cristiana.

Resignación

La resignación, o la paciencia, no es juzgar rápido o precipitadamente.

“Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía” (Santiago 5:7).

Debemos demostrar paciencia en nuestras vidas. Cuando estemos frente a problemas o agravios, necesitamos respirar hondo y contar hasta diez. Una vez calmados seremos capaces de dirigir el asunto de una manera cristiana.

Benignidad

La benignidad se demuestra en la vida cristiana hablando de una manera suave y no siendo duro con nuestras palabras.

“Me diste asimismo el escudo de tu salvación, Y tu benignidad me ha engrandecido” (2 Samuel 22:36).

Cuando somos apacibles hacia nuestros hermanos y les mostramos bondad, construimos una atmósfera de la confianza y la amistad. Debemos cuidar nuestras palabras y hablar cosas que animen a otras personas, y no lastimar sus sentimientos.

Bondad

La bondad en una vida cristiana significa ser útiles y hacer buenas cosas por nuestro prójimo.

“Debemos estar llenos de bondad. Pero estoy seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros mismos estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de tal manera que podéis amonestaros los unos a los otros” (Romanos 15:14).

Un ejemplo de la bondad sería el de ayudar a un vecino a llevar comestibles a su coche, o ayudar a reunir verduras del jardín antes de una tormenta.

Fe

La fe es poner nuestra confianza completa en Dios.

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1).

“Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe” (Hebreos 11:7).

La Fe es la base de nuestra creencia. Tenemos fe que Dios tiene un plan para nuestras vidas, y fe en que él ha preparado una vida eterna para sus santos. Para vivir una vida cristiana debemos tener fe en Dios.

Mansedumbre

La mansedumbre es humilde y no es jactanciosa o repleta de orgullo. El orgullo es un enemigo poderoso que nos separa de Dios.

“La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra? Si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová” (Abdías 1:3-4).

“Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mateo 5:5).

 

Para vivir una vida cristiana debemos humillarnos ante Dios y someternos a su deseo en nuestras vidas. Recuerde, nuestros caminos, pensamientos, y habilidades son insignificantes comparados a los de Dios.

Templanza

Templanza es moderación en todas las cosas.

“Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad” (2 Pedro 1:5-6).

En nuestra vida no debemos ir por la borda en nada. El exceso en el alimento nos causara sobrepeso excesivo. Demasiada recreación nos hará perezoso, mientras que demasiado trabajo nos quemará. Debemos esforzarnos por mantener el equilibrio en todas las cosas.

Conclusión

Como cristianos, debemos seguir las enseñanzas y los ejemplos de Cristo. Debemos amar a nuestro prójimo y ayudarlos cuando estén en apuros. Debemos demostrar los frutos del Espíritu en todas nuestras relaciones con el mundo. Si hacemos estas cosas, nosotros viviremos una vida positiva y satisfactoria, y traeremos a otros a Dios por nuestro ejemplo.

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